jueves, 9 de febrero de 2012

¿Cambiaré?

Empecé este año con las ganas de cambiarme, de salir, de ser otra persona, de mejorar en mis estudios, de encontrar un trabajo con una buena remuneración. Y ya ha pasado más de un mes y sintió cómo todo se viene abajo. No quiero ser trágica, pero siento que sigo en lo mismo, el examen está aún más cerca y si seguimos en eso tal vez no encontraré el futuro prospero que tanto soñé, pero a mí entra la pregunta, alguna vez seré ese alguien que encuentre esa fuerza motivadora interior que todos los seres humanos poseemos, algún día seré aquella chica que termino una carrera universitaria, que tiene el trabajo necesario para poder salir adelante, aquella que no será del montón y que dentro de unos años tendrá el plan que tanto quiso. Eso de ser independiente no puede ser tan solo un sueño, tiene que ser una realidad. Pero que me sucede que estoy haciendo mal, qué pasa conmigo, tal vez quiera seguir en lo mismo. Pues, es tal vez que algo conmigo este mal, de repente algo en mí no está funcionando bien. Pues, hasta he llegado a creer que así es, siento que los días se pasan volando ya así que ya estamos quincena de febrero y pensar en eso me aterra pero aún así con eso, quiero ver televisión (a la cual, soy adicta), quiero dormir un rato, quiero pasar la tarde leyendo revistas, pero nada que ver con los cursos que necesito. Me aterra pensar en el fracasar de nuevo y simplemente no quiero quiero oír de nuevo la misma mierda de todas las veces o bueno en este caso leerlo el maldito y mil veces maldito - (que significa que no lograste nada) y es que no sé que sucede conmigo estoy esperando que aparezca de nuevo eso en mi vida, quiero sentirme derrotada una vez más, quiero estar en lo mismo. No lo sé. Solo sé que en estos momentos no me hallo conmigo y no me siento bien, sí. Estoy aterrada, pero eso me lo provoco a mi misma por una simple razón pensar en aquel resultado, me rompe el corazón y entró en depresión. Quiero que no existan esos exámenes, quisiera haber estado en la universidad que quería, quisiera tanto que mis viejos tuvieran dinero, pero la realidad es otra. 
Ahora en mi mente, cabe una simple palabra ¿CAMBIARÉ?... Encontraré esa motivación que necesito, que mis planes se realizarán y mi vida será plena. Pues, eso lo sabré luego, luego cuándo tenga el coraje de dejar todo atrás y encerrarme entre las cuatro paredes de mi habitación, sin distracciones, sin ruido, sin cosas que me perturben, pero antes quiero saber que todo estará bien y que lo lograré.     
Por eso ahora caer y sentirme fracasada no pueden ser una realidad, simplemente serán palabras que se las lleva el viento y quedaron en el olvido. 

sábado, 10 de diciembre de 2011

SE ESFUMO.

Ayer, viernes por la tarde recibí una de mis tantas prácticas. Dos horas antes, sentía morir y caía (o al menos tenía esa sensación) cada vez más bajo y moría. ¡Trágico! Sí, así fue para mí pasar esa tarde, porque para empezar sentía que todo me había salido mal, no por lo que haya pasado es solo que tengo miedo de haberme equivocado, de no haber aprobado, de no poder obtener ese crédito y tener que llevarlo en un ciclo más. Estaba completa y altamente jodida. Aterradoramente nerviosa y miedosa, describe perfectamente la tarde de ayer. Pero, llegó la hora recibí y esa "esperada" práctica llegó a mi manos, vi el resultado y dije ¡ah! aprobe, pero que asco esto no es nota. Me sentía derrotada, fusilada, sí, era una maldita práctica, no era un final, ni un parcial. Pero, yo me sentía morir. Aquel momento, fue el peor, todo se vino abajo, todo. Mi cabeza me empezó a doler y me revisé y me dije ¡eres una tarada, te equivocaste en lo más fácil! Sí, eso me había sucedido, no quería oír el "pucha, que paso". NO. En ese momento, me quería golpear y gritarme a mí misma eres una estúpida. Luego de dos horas, seguía en lo mismo. No entendía por qué era había cometido tremenda estupidez, habiendo estudiado, realmente esperaba más, esperaba subir aquella nota, esperaba sentir que algo al menos había hecho bien. No quería oír nada más, pero mil veces se repetían en mi mente. Nada estaba bien, nada me había salido bien. Y en eso llega a mí lo peor... ¡será que el examen que viene también haré lo mismo! Después de ese jodido pensamiento entré en depresión y de siguiente todo el camino a casa.
El simple hecho de pensar en aquello me hacía pensar muchas cosas [...] como las que no debería dar ese examen, debería olvidar y dejar todo, debería trabajar, debería dejar de estudiar, etc. Todos los pensamientos deprimentes abundaban mi mente, planes estúpidos, cosas sin sentido y todo indicaba que sería al final nada. Mi miedo invadía mi ser, llenaba mi hambre y se hizo una vez más fuerte. Ya nada importaba. Hasta que hoy, llegó la luz. Y dijo ¿ eso es lo que quieres? estar en lo mismo, tienes que hacerlo mejor, tú puedes, tú sabes mejor que nadie que ese es tu sueño [...] lo que paso ayer es nada, son tan solo pequeños errores que te ayudarán hacerlo mejor.  Y fue como una revelación
Y ahí llegó el alivio del miedo y se esfumó. ¿Qué haría yo sin ti?

miércoles, 7 de diciembre de 2011

YA NO SOMOS NADA.

 Hace ya como tres años, pensé que había encontrado al chico de mis sueños, el padre de mis hijos, el hombre que amaría por el resto de mis días (exagero). Ni lo uno ni lo otro, simplemente era un chico común, que ni bien lo miré a los ojos [...] yo ya estaba en una nube por el resto del día. Caí, en la cuenta de que ese chico movía mi mundo y este giraba entorno a él. Hasta, que luego, luego nos presentaron y yo no decía ni una solo palabra, inventé una forma de obtener su número y él, así tendría mi número. Todo planeado a la perfección y así sucedió, era mensaje tras mensaje, tontería tras tontería, risa tras risa. Pasó un año completo y nuestra "relación" de amistad había subido de nivel, él me contaba de todo y yo a él. Mi celular solo tenía mensajes de él, había perdido contacto con el resto de mis amigos, tanto así. Él, ya era mi vida. Si no hablaba con él sentía que algo me faltaba, así de rara era mi relación con él. Pero, él ingresó a la grandiosa universidad y luego, luego yo también. Y ocurrió nuestro primer encuentro en un año de no vernos, pero antes se había acordado algo turbio un encuentro con besos incluidos. Él estaba solo y yo también, así que todo dio pase a tener una "relación libre, abierta, cero compromisos". Por supuesto, para él era todo relajado y feliz [...] pero yo no quería quedarme con el gusto y ya, entonces acepté sin pensar en las consecuencias y tampoco me iba a quedar con las ganas de tener una relación así. 

Llegó el día (un lunes) a las 12 a.m. Él vestía un polo amarillo y yo uno verde, me mira y me dice vamos a celebrar tu ingreso, caminamos en silencio el recorrido hasta llegar al bendito bar, subimos me miró, pidió una de litro para empezar y empezamos conversar de uno de las tantas cosas tontas que a mi se me ocurrieron en el momento. Luego de cuatro(exactamente) salimos del lugar, caminos en dirección desconocida. Recuerdo que él decía estoy ebrio y yo me reía como loca y sin motivo. Me mira serio y yo me río, me jala del brazo y me estampa el beso más largo que pueda haber experimentado alguna vez, yo atenta lo abrazo (ya se me había pasado el efecto cerveza) y él a mí. En ese momento, sentí que fueron los cinco minutos más lindos que había vivido y así pasaron las veces, nuestros mensajes recurrentes se volvieron más recurrentes con llamadas incluidas. Me aterraba a veces su dónde estás, me preguntaba estamos en una relación y me negaba a mí todo. Obvio no era una relación y nunca lo fue. Tuvimos encuentros ocasionales en los que beber y agarrar lo eran todo y lo único que podíamos hacer. Yo ya me estaba aburriendo de la situación.

Hasta que un día llega la bomba, la noticia que no pensaba escuchar, en uno de nuestros tantos encuentros me dice que estaba interesado en una chica de su facultad, pues ahí en ese momento sentí como un enorme balde de agua, él me estaba dejando, estaba dejando mi magnífica "relación".  Y dije era justo, igual yo me estaba aburriendo de él, ya como se dice había probado y cómo que muchas veces ya no era, me había cansado y ya no me gustaba. Pero, bien que me dolió cuándo me dijo que estaba interesado en otra, mi yo interior murió. Desde ese día tuvimos un solo encuentro, para mí, el último. Desaparecí desde ese entonces. Lo eliminé de todas partes: del celular, del facebook, del correo y de mi vida. 

Hasta que hoy, después de un año exactamente, él y yo hemos vuelto a conversar, pero a hacer lo mismo de siempre. Él aburrido como siempre y yo tratando de entender cada cosa que dice. Le pregunto si somos amigos y él responde con un rotundo NO. Hoy, él y yo, ya no somos nada.

miércoles, 19 de octubre de 2011

El problema es

  «El problema no es quererte, es que tu no sientas lo mismo. Y como deshacerme de ti si no te tengo como alejarme de ti si estas tan lejos...»

Y así empezó mi mañana con Arjona, con esta canción, con la gente a mi alrededor, con recuerdos y con momentos que hicieron que estuviera en estado nostálgico. Esta canción con letra, con melodía  con todo... Me hizo recordar, aquello que estoy sintiendo en estos momentos, pues sucede que soy una dramática y bastante obsesiva con mis sentimientos y mis gustos. Mis gustos son raros y lo bastante para que mi mejor amigo me diga estás bien con tono malvado incluido. A eso ya me acostumbre, pero es que yo no busco perfección (igual no se encuentra), me fijé en él por algo simple y puede parecer demasiado tonto pero su simple forma de ser, de mirar, de leer, de hablar, de vestir, de sonreír, de... todo, me hizo caer. [¡Bien! necesito ayuda y urgente]. Aquel chico, es eso y más, por lo tanto, a mi me gusta y mucho. Si algún día mi mirada me delata, me fregué, cosa que siento que pueda suceder pronto y me asusta pensar en eso. Mis gustos, han sido tontos y nunca se concretan, es claro que no tengo desesperación de estar con alguien... I'm open mind.

Al referirme a eso es porque no he tenido relaciones serias (una sola) son de aquellas chicas que no piensan en tener una relación en la que tener el título de enamorada llega y soy feliz. Estoy en contra de aquello, me gusta decir es el chico con que salgo y ya, no somos enamorados, nos estamos conociendo y la pasamos genial, existe una buena relación entre ambos y se puede decir que nos queremos. Así de simple es, para mí lo es, para que formalidades, títulos, momentos incómodos, llamadas, mensajes y un montón de situaciones incluidas. Las personas deberían pensar en tener relaciones en las que las formalidades están de más. Dejar que sus sentimientos fluyan, tal vez expresarlos, depende de cada uno.

Mientras, yo pienso así, el chico que me gusta tal vez volvió con su ex (que por cierto y para mi mala suerte conozco) o salieron a tomar un café, se tomaron de la mano, se abrazaron y no lo pudieron evitar y se dieron el beso más largo de toda su relación... Estas frases rondan en mi cabeza y como un insecticida van uno a uno matando mis ilusiones, mis sueños, mis locuras, mis miradas, mis sonrisas...
Claro, pero cómo dije mi gusto es obsesivo, con eso digo que no tiene final hasta que no lo conozca y pueda al menos conocerlo más, hasta que no se dirija a mí, me seguirá gustando. Este puede ser el mayor problema de mi vida y lo será hasta que fallezca. Quizás cambie (eso espero) pero solo existe un 20 % de posibilidad  y el resto será mi fin. 

En mi cabeza, él y yo, tenemos una «connection», estamos juntos, somos felices, nos miramos, conversamos, suspiramos, nos tomamos de la mano, caminamos juntos, salimos a pasear, vamos al cine, compartimos un helado, me regala rosas, leemos, y lo más importante... NOS AMAMOS. 
Mi imaginación sobrepasa todo y en si mi  verdadero problema es olvidarlo. ¿Ahora?

lunes, 17 de octubre de 2011

No escucharé.

Saltar al vació, sin miedo... Luchar por lo que quieres.
Soy aquella que ingresó a una universidad nacional, a una de las universidades a los que muchos padres quieren que sus hijos ingresen. Es tal vez el sueño de los papás, pero en muchos casos no de los hijos. Ingresar aquella universidad es difícil, millones se presentan, para miserables vacantes, bien selecto todo. Si eres bueno la haces altoque, si te dedicas también, si te la pasas haciendo la de vago, también la puedes hacer, todo depende de a cuántas academias, grupos de estudios, ciclos en el centro pre universitario estés. De qué ingreses es tu trabajo, pero eso sí, escoge bien no cometas la burrada de entrar a la carrera más fácil, esfuérzate y no hagas las tonterías que hice. Pues, yo ingrese de casualidad (lo digo así, porque en verdad no esforze lo suficiente), no a la carrera de mis sueños, no a la carrera por la que predije que todo me saldría bien. Soy la tipa que ingresó porque en fin, se me hacía muy molestoso prepararme aún más, no porque mis viejos ya no me querían apoyar, sino porque esta harta de fregarla y no dedicarme, en fin... es una historia muy aparte. Mi sueño siempre fue estar en una universidad particular, pero dinerito manda y cómo dinerito no hay, tienes que estar en esa universidad. ¡Rayos! Yo quería ser la estudiante de comunicación audiovisual más exitosa, tengo las cualidades para hacerla, mis muchos tests psicológicos lo confirman, dando prueba de que el talento... ¡Lo tengo! Que si no fuera por ese examen, que por cierto odio tanto, yo estaría en mi carrera adorada y soñada. Pero, ya estando yo dentro de esta universidad, nacieron mis dolores de cabeza y uno de mis muchos pesares y mis continuos y asertivos pensamientos...¡Tengo que salir de esta carrera! La solución: me tengo que cambiar. Y sí, soy una de las tal vez veinte personas que nos presentaremos para el cambio, claro solo las personas indicadas de mi entorno saben, si supieran todos... MORIRÍA. Primero por el hecho de que no lo logré y no podría soportar críticas, pues eso es lo que menos me gusta, no me gusta ser el tema de conversación es horrible. Muchas veces estuve en eso y no quiero sentir de nuevo aquella sensación. Pero por otro lado, no quiero oír a mi mamá decirme: lo lograrás, en la siguiente oportunidad. Ya no, no quiero y menos llorar, porque aquella sensación me destrozó el corazón en mil. Me dejo agotada, lloré sin parar, sin dormir y pensar en eso hace que me sienta de una forma extraña. Quiero que mis planes lleguen a concretarse, por eso tomó decisiones radicales o estudias o NADA. ¡Radical, hasta el final! Así, no tendré que escuchar y no escucharé...palabras de consolación, ante una derrota que no sucederá. 

¡Empecemos!

El diecisiete de octubre del dos mil once. Sí, justo, hoy, quiero empezar y como bien dice comencemos la travesía de compartir cada día de esta vida que día a día sobrellevo sin saber cómo, me encuentro en aquello que se llama DE CI SIO NES ¡sí! Esta palabra de tan solo cuatro sílabas que es tan importante para mí. Soy una joven en el inicio de la vida, digamos que en el inicio de su juventud y en esta corto tiempo de vida me ha tocado todo tipo de situaciones, no solo por todo lo que me ha tocado vivir, sino por el hecho de haber hecho tantas cosas, que la memoria hasta a veces no me deja recordar con exactitud por todos los lugares en los que estuve...¡Uf, son tantos! Quería que mi vida al terminar la llamada escuela secundaria, fuera simplemente diferente. Yo, por fin habría terminado la etapa escolar, siendo la buena amiga y la típica chica que hacía reír a las personas (soy graciosa, creo), estuve en ese colegio desde inicial, así que toda mi vida se torno en las mismas personas, muchos se fueron, otros llegaron, pero yo siempre estuve ahí, algunos regresaban y me decían aún estás aquí... Escucharlos decirme eso no me hacía daño, tan solo me hacía sentir TON TA, porque yo era la que no quería salir de ese lugar, me había acostumbrado a estar ahí y bueno salir no estaba en mis planes. Conclusión era más que monce, era la chica que tenía miedo a salir, a conocer personas, era la insegura, la chica de la clase que caía bien, era la alumna con promedio medio (nunca sobresalía), era aquella que con tener notas aprobatorias era feliz . Sí, no era ese tipo de persona que quería estar primera en todo, ¡no!, quería pasar desapercibida y todo eso era gracias a mi baja autoestima. Pero, eso solo sucedía en ese lugar, porque en casa, yo, era la hija más linda de mi mamá, la hermana más molestosa para mi hermano, la joya de mi papá y la hermana pequeña de mi hermana. Y yo era feliz, en casa, era YO. Feliz, sonriente y siempre con ganas de molestar, hacer que mi familia fuera feliz lo era todo para mí y así es hasta ahora. Aunque digamos que las cosas no siempre son color rosa, hay momentos en los que problemas de todo tipo aquejan la armonía que pueda haber, pero con que todos fueramos felices en casa, yo iba a soportar el colegio aún más. Pues, digamos que estar en aquel lugar durante catorce años no es poco. Todos me conocían ahí, bueno no los profesores nuevos, que luego, luego se acostumbraban a mi presencia. Y así... empiezo «Aquello que no quieres oír», dónde quiero albergar cada uno de mis buenos momentos, tal vez los malos, tal vez aquellos que hayan hecho que me avergüence, aquellos que quiero olvidar, aquellos que me dieron miedo y por qué no llegar a cada rincón de aquellas personas que tal vez pasaron lo mismo que yo o que pasan en este momento lo que a mi me sucede, aquello que siempre es bueno compartir y que no quieres oír. ¡Empecemos...!